"Indudablemente, en los últimos años, el carácter de Luciano había empeorado, así como sus elecciones musicales", asegura Magiera en el libro titulado 'Pavarotti visto da vicino' (Pavarotti visto de cerca), en el que cuenta su recorrido profesional con el tenor.
El maestro agrega en el epílogo del libro que, incluso para él, que le había acompañado desde su debut, en los últimos tiempos se le hizo difícil dirigirle: "sus olvidos se multiplicaban y se me hacía más problemático acompañarlo".
Dedicarse a la enseñanza
Magiera señala que Pavarotti "se dio cuenta de sus problemas" y por ese motivo "comenzó a espaciar los conciertos para dedicarse a la enseñanza". Según el director de orquesta, el tenor "se acercaba la última etapa" de su vida.
"A pesar de los dolores cada vez más punzantes que sufría -probablemente aviso de la enfermedad que lo llevó a la tumba- y de que estaba obligado a moverse en una silla de ruedas, quiso participar en el espectáculo de inauguración de los Juegos Olímpicos de Turín", se lee en el libro.
"Todos creyeron que era una retransmisión en directo, pero en realidad fue muy diferente", afirma el director de orquesta. Magiera narra entonces cómo grabó con la orquesta el aria 'Nessun dorma' del acto final de Turandot, de Giacomo Puccini, con ayuda de los técnicos de la RAI, y después se llevó lo registrado a un estudio de Modena. Sobre la música, Pavarotti cantó con una voz que el maestro define como "casi intacta" y que le hizo sentir "escalofríos".
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